El lunes pasado, 6 de octubre de 2014, Ignacio González bromeaba ante el respetable en el desayuno informativo del Fórum Nueva Economía que protagonizaba diciendo que esperaba que nadie dimitiera ese día, eclipsando su acto mediático. Dicho y hecho. Nadie dimitió... Fue peor. A las pocas horas se diagnosticó en España el primer caso de Ébola contagiado fuera de África y ya no cupo nada más en el foco mediático.
Aquel evento en el que la Secretaria General del Partido, Maria Dolores de Cospedal, le había presentado y loado a pocos meses de que hiciera lo mismo la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y a ídem de que por fin se defina si él será o no el candidato popular a la Comunidad de Madrid (como él anhela), se quedó en el tintero de muchos plumillas que lo cubrimos y vimos como nuestras informaciones no se publicaban.
Este reportaje es inédito... Y en él se puede leer mucho más de lo que dicen las palabras. Don Ignacio, pletórico por los apoyos patentes; el Presidente del Congreso no niega la prevalencia, le apoye quien le apoye, "del dedo divino" de Don Mariano; Cristina Cifuentes huye despavorida del acto ante las palabras del protagonista sobre la supremacía electoral de Esperanza Aguirre sobre cualquier otra candidatura a la alcaldía chulapa y las dos grandes ausentes, por motivos opuestos, quedaron señaladas. Esperanza Aguirre no acudió probablemente porque no está claro que ahora su figura ayude a su delfín y Ana Botella dejó su silla vacía sin avisar y sin ni siquiera pasarse un minuto a hacerse la fotito que tocaba.
Circo político en estado puro...
No vivimos en un país presidencialista oficialmente pero oficiosamente hay uno que siempre es el que tiene la última palabra y no tiene porqué coincidir con la de sus segundos. Unos cocinan el guiso lentamente y el otro se lo come o lo devuelve a la cocina sin más y pide otra cosita que para eso es el que manda.
No vivimos en un país presidencialista oficialmente pero oficiosamente hay uno que siempre es el que tiene la última palabra y no tiene porqué coincidir con la de sus segundos. Unos cocinan el guiso lentamente y el otro se lo come o lo devuelve a la cocina sin más y pide otra cosita que para eso es el que manda.
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